Los invito hoy a que miremos a nuestro alrededor, que nos detengamos a ver dónde estamos y hasta donde hemos llegado. Todo lo que vemos aquí, la estructura, las sillas, el equipo, cada salón, cada espacio…nos habla de una gran victoria, pero también de una lucha, nos recuerda la negación de muchos, las lágrimas de otros, las victorias que tuvieron que conquistar otros.

Te invito a que te detengas un instante y pienses en todo aquello que has alcanzado en tu vida cristiana, en como Dios ha guardado tu vida y como has alcanzado victorias, unas veces por tu búsqueda de Dios, por su misericordia y tu conciencia de la Presencia de Dios, pero estoy seguro de que muchas más por la búsqueda y oración de otros es que hemos alcanzado gracia y favor. Sin saberlo, sin vivirlo, Dios ha respondido a la oración de muchos para que estemos tu y yo aquí.

Muchos de los hombres de Dios que nos muestra la Palabra de Dios, entendían a Quien servían y reconocían lo que tenían que hacer ante la realidad de Su presencia. La manera de manifestar su experiencia con Dios era levantando altares y creando pozos donde honraban a Dios y se aseguraban de que otros vieran lo que Dios había hecho, encargándose así de que otros supieran del poder de Dios. Además de tener una experiencia personal con Dios que iba a marcar su vida para siempre.

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