Mateo 10:7-8 “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”.
En todos los tiempos el Señor llamó a hombres y mujeres para asignarles una tarea específica, a Noe, Abraham, Moisés, Josué, Elías, Eliseo, Nehemías, Esdras, en fin, Dios usó personas para que cumplieran un propósito específico en Él y para Él.
Muchos queremos que Dios cumpla nuestros sueños y nuestros propósitos y caminamos en el mundo tratando de buscar nuestro destino, pero jamás nos hemos preguntado para que fuimos llamados en Él y para Él, en otras palabras nunca nos hemos preguntados que quiere Dios hacer con nuestras vidas.
Cuando observamos las escrituras nos damos cuenta que Jesús nos dió un Mandato Final para nosotros sus discípulos:
Observemos entonces cada una de las palabras que ordenó el Señor para nosotros: Tomemos Mateo 28:19-20 y luego miremos Marcos 16:15-18:
Pero además de esto, cuando abro las escrituras en Marcos 16:15-18, encuentro dos componentes del Mandato Final que a la iglesia se le ha olvidado:
Hablamos que en el momento del bautismo recibimos con responsabilidad al Espíritu Santo; cuando el Espíritu Santo unge la iglesia, no solamente derrama su poder sobre la iglesia sino también la equipa para poder cumplir el propósito para lo cual fue fundada; esta unción comienza a afectar nuestras vidas en todas las áreas; cuando Jesús estaba en esta tierra fue llamado “El Ungido, el Cristo, el Mesias”; era tanta la unción derramada sobre Él que la gente le rogaba que le dejasen tocar el borde de su manto y todos los que lo tocaron quedaron sanos y libres; y nosotros somos llamados “cristianos” ungidos por Cristo, Dios espera que en pleno siglo XX1 sucedan estas mismas cosas.
Tanto Pablo como Pedro manifestaron ese mismo poder; Pablo con sus pañuelos con el cual se limpiaba el sudor al predicar, los colocaban sobre los enfermos y sobre los endemoniados y ellos eran sanos y libres, Hechos 19:10-12; Pedro con su sombra ocurrían milagros, señales, maravillas y prodigios, Hechos 5:12-16; es mas la Biblia habla de objetos que Dios ungió y ocurrieron cosas maravillosas y esto es para algunos trogloditas y habladores que piensan que Dios no puede hacerlo de nuevo.
Si Dios lo hizo una vez, lo podrá hacer otra vez; por ejemplo: Dios usó la vara de Moisés para abrir el mar rojo, Éxodo 14:15-16; a Josué le mandó que tomara una lanza y la extendiera sobre Hai y los de Hai fueron derrotados, Josué 8:18.
Tu tienes la unción para hacer la tarea que el Señor nos ha mandado a hacer, estamos en un lugar ungido y tu tienes que impregnarte de la unción que Dios ha derramado sobre este lugar.
Para que te sirve la unción:
Este es el tiempo de volver a la frente donde inició todo, es el tiempo de volver a Dios y recibir la unción del Espíritu para poder hacer la tarea.