Deja de orar para que tu tormenta se detenga, porque sino te perderás la oportunidad que Jesús quiere darte para que seas un domador de tormentas.
Es ahí, cuando la tormenta que Santanás pone para hundirte, Dios la transforma en la prueba necesaria para promocionarte. Porque si confías en Él, la tormenta que era tu prisión la conviertes en tu plataforma.