Luis Fernando Betancourt apodado “Niño” fue un amigo de infancia que terminó tan mal en el pecado y drogas como yo, pero quien también a sus 25 años fue salvo por la gracia de Jesús y terminamos congregándonos juntos por unos meses y creciendo en la fe arrolladora que nos impactó.
Recién convertidos creíamos todo y los milagros y prodigios fueron parte crucial en nuestro crecimiento.