Cuando las personas tenemos la necesidad de pertenencia puede ser algo positivo si sabemos utilizar esa necesidad y la convertimos en parte de un entramado de relaciones afectivas solidad que nos aportan algún beneficio emocional, moral, o sentimental y afectiva a nuestras vidas; es decir, que al pertenecer a ese grupo nutrimos nuestro espíritu y enriquecemos nuestra existencia.
Estudios recientes revelan que en ocasiones la baja autoestima se presenta en las personas cuando no son aceptadas en los grupos a los que desean pertenecer. Si es difícil aceptar el rechazo en los adultos, imagínense que tan difícil es cuando un adolescente lo vive, cuando aun su autoestima es muy vulnerable.
Para hablarnos de este tema, de los códigos de convivencia, de las reglas de pertenencia en la juventud actual, del lenguaje de la juventud como forma de pertenencia, de los requisitos sociales para ser parte de un grupo, y del vacío existencial que se manifiesta en la juventud, tenemos hoy día en el estudio a nuestra colaboradora la Dra. Gina Razón Goldfeder.