Hoy, buscaremos que nuestra respuesta al llamado de Dios, sea la misma que la de isaías: HEME AQUÍ, ENVÍAME A MÍ y responder a esa comisión real. Pero solo podremos hacerlo cuando cada día lo vivamos con Dios como Rey ocupando el trono que le pertenece en nuestro corazón. No será fácil al comienzo, pero cuando comencemos un paso a la vez a transitar por este camino, nos daremos cuenta que es eterno.