Lectura: Santiago 1:19-20La ira de un Cristiano debe ser conocida como algo de su pasado, no de su presente. Casi siempre es nuestro orgullo que nos causa enojarnos. La justicia de Dios no es obrada cuando estamos airados. Los ejemplos de Cain y Moises no enseñan el peligro de la ira humana.