Hoy vamos a hablar de la autonomía de los coches eléctricos. Hay una frase que dice: “Para acabar con el hambre de un pueblo, no les des comida, enséñales a cultivar el campo”. En este vídeo no os voy a dar un aburrido listado de coches y autonomías… algo habrá, pero la idea es tratar de que os forméis un criterio claro para interpretar la información, que no es real, que os dan las marcas… y, porque no decirlo, algunos canales y Web… y os anticipo que en la sección “Coche del día” se va a producir un hecho único en la historia del canal.
No nos alarmemos: Las marcas siempre han dado cifras que no son reales, tanto cuando se hablada y se habla de consumos de combustible en coches térmicos, como ahora en los eléctricos. Cierto que las autoridades han ido desarrollando normativas para que los consumos homologados se acerquen a los reales… y se acercan, pero no llegan. Y no van a llegar nunca, porque las marcas cumplen, por supuesto, la normativa de cada momento, pero la aprovechan en su beneficio, buscando siempre las condiciones ideales.
Los eléctricos NO son la solución… pero si una parte de la solución. Estoy en contra de “ciertos” eléctricos, sobre todos los grandes, pesados y caros eléctricos con el que pretenden decirnos que es cómodo viajar… porque posible es, pero cómodo… no. Al final, tras hablar de autonomía, os daré unas pinceladas sobre el tema de la recarga… porque en cierto modo van unidos: Menos autonomía, más recargas. Creo que hay muchas opciones, no solo una, y que en función del uso nos interesa una u otra. Porque, hoy por hoy, en ciudad, el eléctrico es imbatible entre los coches… porque siempre nos queda el transporte público, la bicicleta y la moto… muy eficientes también, porque ahorran emisiones y, además, espacio.
Antes de hablar de cifras vamos a hablar de las condiciones que varían en estas cifras y pueden reducir a la mitad e incluso menos las cifras de autonomía anunciadas. Vamos a ver las más importantes:
Estilo de conducción. Esta es clave. En un eléctrico el tipo de condición influye en el consumo incluso en mayor medida que en un coche convencional. Primero, porque cada vez que aceleras la masa que tienes que mover es muy alta y se paga en consumo.
Incluso en eléctricos “gordos” pegas un par de acelerones y ves como baja la autonomía… si conduces así puede reducir la autonomía a un tercio e incluso a un cuarto. La velocidad se paga y la aceleración más y no, lo que recuperes al reducir no compensa lo que gatas al acelerar.
Por otra parte conducir con mucha anticipación y aprovechando la posibilidades de autorrecarga se nota y mucho. Os voy a contar una anécdota (CONTAR Sylvia y su BMW)
Tipo de carretera. A los eléctricos las cuestas arribas le sientan mal. Y las zonas de curvas tampoco les gustan, cuanto más cerradas peor, porque hay que “parar” mucho el coche... cuando recargas, pero luego volver a acelerar... con las consecuencias antes descritas.
Carga. Siempre lo digo: Uno de esos grandes eléctricos que anuncian autonomías tan altas, rondan a sobrepasan las dos toneladas y media. Entre 600 y 800 kg de media más que un coche equivalente térmico.
O lo que es lo mismo: Si consideramos el peso medio de una persona en 75 kilos, es como si llevases y coche normal y a 9 amigos… ni más ni menos. Si además llevas 4 amigos “de verdad” y equipaje, el peso extra se acerca a 500 kg… una verdadera mole.
Temperatura exterior. Os voy a dar un dato que no es mío, os cito la fuente: La propia Renault. Nos dice que a temperaturas por encima de los 35 grados en empleo del aire acondicionado puede suponer una disminución de la autonomía en torno al 17 por ciento. Es decir que la realidad o es esa… o es peor.
¿Y qué pasa si hace frío? Pues todavía peor. Las baterías en general y el frio no se llevan bien. Eso por un lado. Por otro, un coche térmico utiliza para calentar a sus ocupantes el calor que “tira” y desperdicia. En un coche eléctrico hay que producirlo. Diversas fuentes, las propias marcas