No importa lo que esté pasando en el mundo o fuera de nosotros, no tenemos que depender de nadie para poder asumir responsabilidad de nuestras emociones y tomar control de ellas, y dejar asimismo que los demás asuman responsabilidad de sus pensamientos y sentimientos.
Cuando tomamos decisiones en un estado emocional infantil, no estamos siendo racionales, no estamos pensando, si no que reaccionamos a la emoción creada en ese momento y esto así no funciona.
En cambio, cuando somos emocionalmente maduros asumimos responsabilidad de nuestros actos, independencia para actuar y empoderamiento personal.
La única razón por la que hacemos o no hacemos algo es por lo que pensamos que vamos a sentir el temor o la recompensa de una emoción.
La cosa es así, la mente genera un pensamiento, lo creemos y este emite una señal a una parte del cuerpo donde ocurre una vibración interna y eso genera un sentimos o las emociones.
Si entendemos que lo peor que te puede pasar es el experimentar una emoción, y la emoción no te puede matar, no te puede dañar y que podemos sentir cualquier emoción porque es solo una vibración en el cuerpo, ahí es cuando asumimos la madurez emocional, cuando realmente comenzamos a ser adultos.