INTRODUCCION
Al ser humano por lo general no le gusta esperar, todos sabemos la molestia interna o la incomodidad que a veces implica esperar, por ejemplo: Esperar en una línea de carros por un accidente que ocurrió, en una línea en una tienda, o esperar en un consultorio medico a que nos atiendan, o esperar los resultados de un examen médico, o esperar una larga recuperación, esperar una respuesta de un trabajo, de una aprobación de una casa, de un dinero que no llega, de unos papeles legales y que tal esperar el cambio de un ser querido o la salvación de la familia…
Esperar muchas veces significa permanecer en un sitio (No necesariamente físico sino una posición) hasta que suceda o consigamos lo que deseamos. Ambos conceptos conllevan algo de incertidumbre, que es la falta de seguridad o certeza sobre algo, y esto a la vez puede generar temor. Esperar entonces se asocia con incertidumbre, duda, temor, inseguridad y falta de control; lo cual representa un desafío directo a nuestra estabilidad emocional y aun espiritual.
Creo firmemente que Dios quiere que crezcamos y desarrollemos cada día más el carácter de Cristo. El está interesado en que nuestras vidas estén llenas del fruto del Espíritu Santo que se menciona en Gálatas 5:22-23
Gálatas 5:22-23
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Como hijos de Dios y seguidores de Cristo, nuestro carácter va cambiando, con la ayuda del Espíritu Santo nos volvemos personas mas amorosas, bondadosas, llenas de gozo, y esto está muy bien, pero a Dios le interesa que también crezcamos en otras virtudes como la paciencia.
Con frecuencia escuchamos decir que no le pidamos a Dios paciencia, porque entonces nos vendrán pruebas de la fe de acuerdo con lo que encontramos en Santiago 1: 2-3