La Escritura es clara y nos da las herramientas necesarias para vivir en plenitud y disfrutando ser hijos de Dios.
• No hay razón alguna para vivir en derrota y tristes, como si no supiéramos a Quien servimos y Quien vive dentro de nosotros.
• Las promesas de Dios para nosotros son reales y aunque no estemos viendo ahora lo que sabemos de Dios, eso no quiere decir que sus promesas no sean verdaderas.
Podemos darles otro sentido a las palabras de Tito 2: 12–13 allí dice que la gracia de Dios nos enseña “a vivir vidas autocontroladas, rectas y piadosas en esta era presente, mientras esperamos la bendita esperanza, la aparición de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo”
Estamos tan habituados a mirar para abajo, estamos tan sumergidos en lo que vemos aquí en esta tierra, que se nos olvida lo que realmente es importante…
” Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios. 4: 17-18
Dentro de todos los mensajes que nosotros podamos traer, no podemos olvidar el mensaje que nos trae esperanza y produce gozo a nuestro espíritu, no podemos olvidar que nuestro Salvador nos viene a buscar.
La venida de Cristo es parte de nuestra doctrina, constituye nuestra esperanza y es la corona de nuestra fidelidad a Dios. Pero además se considera como un acontecimiento inminente. La aparente tardanza ha hecho que algunos duden o se desanimen, pero seguramente vendrá. La promesa del Señor se cumplirá.
Hoy Dios quiere traernos un mensaje donde podamos reafirmar nuestra esperanza y vivir en esta tierra con gozo, vivir a plenitud sabiendo que un día El volverá por nosotros.