Hoy hablaremos del dulce y siempre dispuesto a arreglar las cosas sin gritar ni nada, Heinz Alfred Kissinger, Enrique Alfredo “El besucón” (En español). Su buen hacer marcaría la pacífica política internacional que siempre ha tenido EEUU, que no habla por no molestar. El pequeño Heinz nació el 27 de mayo-nesa Badumtss de 1923 en Alemania, en el seno de una familia judía de Baviera, por eso no es de extrañar que el chiquillo fuera tan bávaro. Badumtss. Su padre era maestro escuela y su madre, ama de casa, y tenía un hermano chico, Walter, que nunca tuvo cohone de apagarle la luz del cuarto de baño al hermano, porque desde chiquitito se le veía a Heinz la cara de güena gente. En 1938, cuando Heinz tenía 15 años, los vecino le dijeron a la madre que los nazi estaban preguntando los 10 mandamientos y si no te lo sabías, te obligaban a escuchar Radio María 2 días seguidos, así que se mudaron al barrio de Manhattan en Nueva York, que le habían dicho al padre que allí había un bar dónde ponían mu bueno los garbanzo con acelgas. A Kissinger no le costó asimilar la cultura estadounidense, que consistía básicamente en tener pistola y comer hamburguesas. Ahora han evolucionado un poco y hacen casas de ladrillo para que no se las lleve un tornAH NO. La cosa es que Heinz se cambió el nombre a Henry, pa despistá, y aprendió inglés pero con acento de Murcia. Henry era más listo que al primero que se le ocurrió exprimir una aceituna y como no le costó trabajo sacarse 1º de BUP, el resto lo hizo nocturno y por la mañana trabajaba en una fábrica de brochas pa afeitarse. Que también su BUP era más fácil, porque faltaba tó lo que iba a liar el propio Henry. Cuando terminó el COU se metió en la universidad y ar gachó sólo le faltó sacarse el carné de manipulador pa trabajar en la cafetería de la facultad. Eso sí, sus estudios se vieron interrumpidos en 1943 pa hacer la mili de corneta en San Fernando. Cuando terminó le dieron la nacionalidad estadounidense porque que fuera alemán y hablara el inglés a lo Michael Robinson era un poquito sospechoso y los soldados de la parte de Alabama, Mississippi y Louisiana eran mucho de disparar a los de fuera y ponerlos a recoger algodón. Pa no desaprovecharlo lo destinaron a los Cuerpos de Inteligencia con el rango de sargento. Tenía que desnazificar la zona, mandando a los nazis por el sentido contrario al que le preguntaban, como yo cuando me pregunta en Cádiz un guiri malage por la Catedral, que lo mando a Cortadura en el 1. En 1955, con 32 años, lo fichó el Partido Republicano -inserte aquí su rima- y lo puso siempre en cosas de investigá, de espiá, de desarrollá pa destrozá cosas. Ese mismo año empezó la Guerra de Vietnam y los americanos se metieron a separá, pero los del Viet Cong le prepararon una especie de “Humor Amarillo” y llegaban menos al final que en Pasapalabra, que siempre son los mismos. En 1963 murieron a Kennedy y en el 68 a su hermano Robert, y dijo Nixon: “Vaya por dió, ahora voy a tener que ser yo el Presi”, lo nombraron 37º presidente y puso a Kissinger de Consejero de Seguridad Nacional, que es aquí como darle la porra a un segurata, que ya se cree un antidisturbios. En esta época ya llevaba las gafas de pasta negra sólo por arriba que la llevan ahora los moderno, el pelo peinado pa’trá con las onditas, como el Emérito de joven y se metía en tó, que le limaba los cuernos a los congresistas antes de que se los pusieran. Tanto se entrometía en la política del país, que Nixon estaba deseando echarlo pero el nota no vendió ni una mascarilla con sobrecoste. Joé, tan imprescindible se hizo que en su reelección en 1972, Nixon lo nombró Secretario de Estado de los EEUU. Kissinger era tan buen negociador que lo conseguía todo cómo se consiguen estás cosas, brindando en el palco del Bernabeu. Fue el inventor de la diplomacia itinerante, porque él tenía que ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro: En el 71 se metió en la guerra entre India y Pakistán, porque tenía que practicar. En 1972 hizo de Celestina entre EEUU y China pa poné celosa a LA URSS. En 1973 se metió entre los que defendían a los palestinos y los israelíes, que en Gaza na más que falta que salga de enviado especial de la Sexta Bill Murray. También vio que había bronca en Camboya y pa calmarlos empezó a tirar caramelos de Unicaja, pelotas de fútbol y paquetitos con chicharrone. Se salvaron 7 abuelas, 5 niños, 2 madres, un perro y Pol Pot, que no sabía cómo darle las gracias En el 75 tuvieron que sacar a los americanos de Vietnam, porque se quedaban sin churillas pa repoblar el país. Le dieron el Nobel de la Paz, porque llevaba gafas, ya que en ese mismo año se le ocurrió el “Festival Cóndor” de dónde salieron grandes estrellas muy conocidas como Pinochet o Videla. Durante la Guerra Fría, no se perdió una noche de pescaito. Vamó, que Henry no dejó un país sin darle un cate y un derecho humano sin saltarse. Menos mal que se jubiló en 1977 porque duró hasta el 29 de noviembre de 2023, falleciendo a los 100 años en su casa de Connecticut, aunque ustedes siempre podrán recordarlo cada vez que alguien cierre un negocio en el palco del Bernabéu o una abuela aplaste a un niño para coger un caramelo de Unicaja.