Si este podcast fuese un álbum de un cantante con ínfulas podríamos decir que este episodio es nuestro trabajo más personal. Y no porque hayamos puesto el alma precisamente. Si no porque nos ha pillado después de una mudanza y entre una boda y el viaje de novios Y NO TENÍAMOS NADA PREPARADO (como siempre, por otro lado), así que nos hemos dedicado a llorar y a quejarnos un ratillo de las últimas desventuras que hemos vivido y que tienen que ver, como no podía ser de otra manera, con los pisos, las casitas o, como lo diría un cuñado que quiere liarte para una inversión desastrosa: "LOS BIENES RAÍCES". Mudanzas desastrosas, gente que asegura tardar 15 minutos en llegar al centro aunque para salir de su pueblo de la periferia necesiten un porteador sherpa (o su versión sanitaria, los que te dicen que vivir en mitad de ninguna parte es la auténtica salud porque no hay contaminación pero como te cortes con una astilla vete cavando una fosa porque no hay una triste casa de socorro donde te puedan poner la antitetánica en 30 kilómetros a la redonda), sobornos cutres a porteros mafiosos y, por qué no decirlo, Valdu quejándose de que Kade se la lió en su boda. Y es que la adquisición de vivienda pone de manifiesto una de las mayores habilidades que tenemos los seres humanos. Nuestra capacidad de mentirnos a nosotros mismos. Ya se sabe, los hijos de uno nunca son feos y todos podemos presumir de la disfrutar de uno de los privilegios mejor repartidos del mundo: la satisfacción de sabernos triunfadores y de vivir en el mejor sitio del mundo. Siempre. No como tú, pringado, que estarás muriéndote de polución en tu ático con piscina en el centro de Madrid, no como yo que vivo estupendamente en mi adosado en una aldea dejada de la mano de dios luchando contra los osos para llegar a comprar el pan y en el que tengo todo el espacio que necesito para morirme de asco. Todo esto y poco más en un podcast express que hemos grabado a la carrera porque en un par de horas salía el vuelo para la Riviera Maya. Os puede gustar este episodio o no, pero como el 66% del podcast va a estar tostándose al sol con un mojito en la mano la mayoría ha decidido democráticamente que nos da igual mientras no haya monzones. ¡Besitos y caipirihas para todos! .