Jesús redujo la señal del cristiano a una sola frase: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos: Que os améis los unos a los otros."; por eso ¡El acto más subversivo que puede realizar la Iglesia es demostrar amor! Sin embargo, por años hemos sostenido un espejo que refleja la sociedad corrupta que nos rodea, denunciando todo lo que está mal, en lugar de ser una ventana que revele y proponga un camino diferente de amor y gracia. ¿Qué nos detiene para ser la clase de iglesia que Jesús quiere que seamos? Tal vez la razón es que seguimos confundiendo el reino visible con el invisible y creamos una grieta que nos separa del mundo, atacando sin piedad a todo aquel que no está de nuestro lado.